Vivo en la costa oeste de Suecia en Gotemburgo, la ciudad a menudo llamada la puerta de entrada a Escandinavia. A menudo se dice que una buena acuarela requiere un marcado contraste entre colores claros y oscuros, colores cálidos y fríos, líneas suaves y nítidas, y eso es exactamente lo que ofrecen las ciudades del mundo. Un tranvía en la niebla de una mañana lluviosa, contrastes de un día soleado, un rascacielos que bloquea la vista, un río envuelto en niebla, largas sombras de gente al anochecer, una fila de autos en el semáforo en rojo, tardes tranquilas en el suburbios: la lista de temas parece interminable.

Utilizo todo tipo de técnicas, desde lápiz y carboncillo hasta pinturas acrílicas y óleo aunque prefiero la acuarela porque no siempre hace lo que el pincel y el pintor quieren, sino que elige su propio camino en el papel y cuenta la historia que nadie podría haber imaginado.

Mi atelier está en el ático de mi casa familiar donde trabajo y comparto el destino de muchos artistas de todo el mundo: soledad e inseguridad pero a la vez felicidad y un sentimiento de profunda satisfacción con el resultado cuando hago el pincel final. caricia y me digo a mí mismo: "Esto es". Estaré más que feliz de compartir contigo el mundo visto a través de mis ojos.